Si eres amante de la naturaleza en su estado más puro, la zona baja de la Canal de Navarrés es un destino que no te puedes perder.
En este rincón de la provincia de Valencia se encuentra el pintoresco pueblo de Anna, un lugar ideal para desconectar y sumergirse en un entorno privilegiado donde el agua es la verdadera protagonista.
Uno de sus grandes tesoros es el espectacular Lago de Anna, una albufera de aguas tranquilas y cristalinas, rodeada de leyendas y una belleza inigualable.
A tan solo unos minutos del casco urbano, este pequeño paraíso de 300 metros de ancho se caracteriza por su islote central, hogar de garzas, patos y ocas.
Aunque puedes visitarlo durante todo el año, después de unos días de lluvia es cuando la albufera muestra su cara más espectacular.
Es el momento en que los famosos “brotaores” o “ullals” emergen del agua, creando pequeños chorros que dan vida al entorno. Es un espectáculo natural que se combina con la tranquilidad del lugar, ideal para una caminata relajante bajo la sombra de los pinos y plateros que rodean la zona.
Además, el Lago de Anna cuenta con áreas de descanso, restaurantes y chiringuitos donde podrás disfrutar de una comida con vistas a este hermoso paisaje, haciendo que tu visita sea aún más cómoda y placentera.
